Cuando viene a tu mente la palabra "Ángel", quizás lo primero
que imagines sea un ser hermoso, con alas, y un gran esplendor alrededor suyo,
tal y como lo plasman aquellas pinturas renacentistas o esas esculturas que te
dejaran ensimismado en su complejidad, pues sin duda la inspiración humana ha
llevado a la realidad material los ideales espirituales mas interesantes sobre
todo si se trata de ese forjador de mundos: Dios y de todo en relación con el.
Los Ángeles son portadores de belleza, de una belleza invisible y
perfecta, quizás inimaginable, porque proceden directamente de Dios y todas las virtudes divinas se
ven reflejadas en ellos: La pureza, el amor, la verdad, la alegría y la paz.
Los Ángeles nos enseñan que la belleza no es exterior, porque el cuerpo
es efímero, cambiante y destinado a morir, lo que conserva nuestra verdadera
belleza es el verdadero ser, "el espíritu". Por tanto gran parte de
la misión de estos mensajeros celestiales es guiarnos en esta vida para que
elijamos el camino más adecuado para fortalecernos y salir adelante en pruebas o
situaciones difíciles, también, nos alientan para que despierten y crezcan las
virtudes y dones que se nos han dado desde el nacimiento y esto finalmente
habla de una belleza mas profunda.
Cuando alguien ama, es bello y curiosamente brillan sus ojos por la
felicidad y paz que le brinda el corazón al hacer esto. Su mente esta clara y
sana, es receptivo y atrae
aquello afín a si mismo. Los Ángeles quieren que nos convirtamos en este tipo
de persona para que manifestemos nuestro atractivo sutil y sobretodo hagamos
visible que somos hijos de Dios, merecedores de vida eterna.
Los Ángeles, nos contemplan como sus hermanos amados, para ellos, todos
somos hermosos, a pesar de los defectos o errores que probablemente hayamos
cometido alguna vez, porque saben que siempre habrá una nueva oportunidad
para corregir las acciones
del pasado. Por ello es necesario que el ser humano siempre este comprometido a
actuar movido por una libertad y por altos valores que le hagan descubrir y
reconocer su belleza interior. Cuando por fin suceda esto, los Ángeles se
alegraran, porque al fin has comprendido la verdad y ya no habrá más
sufrimiento en ti.
Debemos contemplar la naturaleza y la esencia de todas las cosas, para
profundizar y conocer su belleza.
Asi sucede con los Ángeles, nuestros ojos no los pueden ver, pero nuestra alma está completamente abierta para
intuir su presencia y a su vez dibujarlos en nuestra mente con blancura y belleza perfectas.
Asi que cuando nuevamente veas un Ángel en una estampa, o
encumbrado en el altar de alguna iglesia recuerda que lo que estas viendo
es una aspiración humana, una evocación de lo que en realidad eres tu.